Los griegos de la antigüedad tenían órganos de tubos en templos, teatros y otros lugares de concentración públicos y los romanos sabían cómo construir refrigeradores naturales y, posiblemente, cómo fabricar hielo, confirmaron dos estudios científicos, uno en Grecia y otro en Suiza, publicados la semana pasada.
En Grecia, expertos del Museo de la Acrópolis, en Atenas, construyeron una réplica de tamaño real de un antiguo órgano de tubos (probablemente de hace 2100 años), usando restos de ese instrumento musical hallados en excavaciones en 1992. Y el resultado es “un sonido placentero” y “polifónico”, según Dimitris Pandermalis, director del Museo y descubridor del órgano.
Y en Suiza, lo que hasta ahora se consideraba un “pozo” de cuatro metros de profundidad hecho por los romanos hace dos milenios a unos 20 kilómetros de la actual ciudad de Basilea, aparentemente sería un refrigerador natural incluso con la capacidad de producir hielo durante el verano, según el Dr. Peter-Andrew Schwarz, de la Universidad de Basilea.
Los órganos antiguos, conocidos como “hidraulis” porque el agua regulaba el movimiento del aire en los tubos, fueron desarrollados en Alejandría en el siglo 1 aec y llegaron a ser muy populares en el mundo grecorromano. Luego, tras la caída del Imperio Romano, fueron olvidados y sólo reaparecieron en la Edad Media, mayormente en iglesias.
Hace unos 25 años, Pandermalis encontró restos de uno de esos órganos en la localidad de Dion, en Grecia. Tres años después, ya se había construido el prototipo de una réplica. Pero recién ahora se completó el proyecto y el nuevo órgano se usará desde este verano para conciertos en el Museo de la Acrópolis.
Por su parte, Schwarz y sus colaboradores pasarán el verano en Augusta Raurica, un sitio romano cerca de Basilea descubierto en 2013 y donde está el “refrigerador”. Aparentemente, el “pozo” se llenaba de hielo y nieve durante el invierno y, por su estructura, mantenía el frío (hielo incluido) durante el verano.
El refrigerador habría tenido capas de hielo de 20 a 30 cm de espesor, recubiertas con paja. Un sistema similar se utiliza en la actualidad en la isla de Mallorca.