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Nueva teoría pone en duda la identificación de Jerusalén como el primer lugar para el templo

Durante una reciente conferencia en el Museo de la Biblia en Jerusalén, el arqueólogo Tsvi Koenigsberg propuse que el supuesto altar encontrado en el Monte Ebal es el primer lugar "que Dios (es decir, el Dios de Israel) eligió para habitar”. En otras palabras, ese monte, y no el Monte Moria (Jerusalén) sería el “sitio elegido” para el templo.

Sin embargo, la importancia histórica, religiosa y mítica de Jerusalén está profundamente arraigada en la civilización judía, así como en las culturas occidental e islámica. El sitio más sagrado para los judíos observantes hoy es el Muro de los Lamentos, el último segmento restante conectado al Templo Judío en Jerusalén.

La importancia religiosa del Monte del Templo es tan grande que se han sugerido varias respuestas sobre cómo se pueden resolver los problemas que surgen de la propuesta de Koenigsberg.

Pero ¿qué pasaría si Jerusalén no es el primer lugar que la Torá tenía en mente cuando dice "el lugar que el Señor tu Dios elegirá como morada para su nombre" (Deuteronomio 26: 2)? ¿Qué pasaría si el primer sitio divino, el único lugar en la Tierra donde se manifestaba la presencia divina de Dios, no estaba en Jerusalén, sino en Cisjordania (al otro lado del río Jordán)?

Esto es lo que sugirió el investigador independiente estadounidense Koenigsberg, quien trabajó con el fallecido arqueólogo Adam Zertal durante muchos años. Zertal realizó excavaciones extensas en lo que se acepta como el Monte Ebal bíblico, ubicado en Cisjordania, donde el pueblo de Israel fue forjado como parte de la conquista de la tierra que el Dios bíblico les prometió. Zertal descubrió allí lo que afirmó ser el altar construido por el sucesor de Moisés, Josué.

Pero Koenigsberg lleva la hipótesis Kertal aún más lejos, sugiriendo que el Monte Ebal, no el Monte Moria (el otro nombre para el Monte del Templo), es la ubicación mencionada en la Torá. Esta teoría no solo desafía el estado inigualable de Jerusalén, sino que también altera el paradigma actual de la erudición bíblica.

Sea como fuere, Koenigsberg afirma que, si tiene razón sobre el descubrimiento de Zertal como el "lugar" mencionado en esos versículos, entonces el Deuteronomio fue compuesto durante la conquista de Canaán por los hebreos, y es la fuente más antigua utilizada para compilar la Biblia.

"Lo más importante es que ahora tenemos un hallazgo arqueológico que ciertamente muestra que la Torá no es una ficción completa" y que tiene "al menos un núcleo de verdad", dijo Koenigsberg en su presentación. 

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