Se ha verificado las identidades de los ocupantes de las Tumbas Reales vírgenes del siglo 4 aec en Vergina, en el norte de Grecia. Los entierros contienen los restos del padre, la madrastra, los medios hermanos y el hijo de Alejandro Ma, junto con armaduras y otros artículos pertenecientes al propio hombre.
Si bien nunca ha habido ninguna duda de que los restos de esqueletos humanos encontrados en las Tumbas Reales I, II y III pertenecen a parientes cercanos de Alejandro, los estudiosos han pasado casi medio siglo discutiendo sobre quién se encuentra exactamente dentro de cada tumba.
Los investigadores examinaron los elementos esqueléticos con ayuda de macrofotografía, radiografías y disección anatómica. Los autores del estudio combinaron análisis osteológicos, fotografías macro, rayos X y disecciones anatómicas de los restos antiguos con fuentes históricas del pasado antiguo.
Se encontró una fusión de rodilla en el esqueleto masculino de la Tumba I, lo que coincide con la evidencia histórica de la cojera del rey Felipe II. Los investigadores también descubrieron que la Tumba I contenía los huesos de un hombre con una rodilla lesionada, así como de una mujer y un bebé, que tenía apenas unos días o semanas de nacido en el momento de su muerte.
Concluyen que la figura masculina era el padre de Alejandro Magno, el rey Felipe II de Macedonia, conocido por cojear. La edad extremadamente temprana del bebé también es consistente con la historia del asesinato de Felipe en el año 336 aec.
Según la mayoría de las fuentes, Felipe II fue asesinado por su guardaespaldas sólo unos días después de que su esposa Cleopatra diera a luz. Se cree que el asesinato fue ordenado por la anterior esposa de Felipe, Olimpias, madre de Alejandro Magno. Casi inmediatamente después del asesinato, Olimpia mató a Cleopatra y a su bebé, allanando el camino para que Alejandro accediese al trono.