La nueva evidencia de ADN emergente sugiere que los griegos vivos son descendientes de los antiguos micénicos, que gobernaron Grecia continental y el Mar Egeo desde 1600 hasta 1200 aec.
La prueba proviene de un estudio en el que los científicos analizaron los genes de los dientes de 19 personas en varios sitios arqueológicos en Grecia continental y Micenas. Se comparó un total de 1,2 millones de letras de código genético con las de 334 personas en todo el mundo.
La información genética también se compiló a partir de un grupo de treinta individuos griegos modernos para compararla con los genomas antiguos. Esto permitió a los investigadores trazar eficazmente cómo se relacionaban los individuos entre sí.
Un aspecto que se reveló en el estudio fue cómo los propios micénicos estaban estrechamente relacionados con la civilización minoica, que floreció en la isla de Creta desde el 2000 hasta el 1400 aec.
Se demostró que ambas culturas portaban genes para cabello castaño y ojos marrones, características que se reflejan en sus frescos y cerámica, a pesar de tener diferentes idiomas.
Según el genetista Iosif Lazaridis, de Harvard y experto en ADN de poblaciones, cualquier diferencia entre las dos civilizaciones sugiere que una segunda ola de personas llegó a Grecia continental desde Europa del Este, pero no pudieron llegar a la isla de Creta, y con el tiempo se les conoció como los micénicos.
Después de comparar el ADN de los griegos modernos con los antiguos micénicos, se descubrió una superposición genética que sugiere que estas antiguas civilizaciones de la Edad del Bronce sentaron las bases genéticas para los pueblos posteriores.